Actualmente, se me conoce por
ser la presidenta y fundadora de MET Community, una organización sin ánimo de
lucro, cuyo objetivo es impulsar el emprendimiento femenino y la innovación
social, tanto en Europa, como en Estados Unidos y en Latinoamérica.
Pero para comprender quién soy realmente y el porqué de mi
dedicación, es imprescindible echar la vista atrás, ir al origen… Puesto que
solo conociendo mis primeros pasos en la vida se puede entender el camino recorrido
hasta llegar al día de hoy, en el que he decidido abrir mi corazón y compartir
con vosotros mis motivaciones más íntimas y mi fuente de inspiración.
Puede decirse que el espíritu emprendedor brotó en mí desde muy
joven, quizá más por necesidad que por oportunidad. Soy la mayor de cinco
hermanos y este hecho me obligó pronto a asumir responsabilidades y a desempeñar
roles que excedían del propio de hermana, tales como consejera, amiga,
confidente, cuidadora, tutora, defensora, mediadora…
Mi madre -Inmaculada Rubí- es una mujer que, durante mi infancia,
estuvo sola en la dura tarea de sacarnos adelante, para lo cual, además de
trabajar, estudiaba por las noches. La imagen de mi madre sacrificándose y
luchando sin descanso, de forma desinteresada, por el bienestar de sus hijos me
ha perseguido toda la vida. Su energía, vitalidad, optimismo, generosidad y
trabajo, representan el espejo en el que siempre me he querido mirar. Y la
filosofía que ha propugnado en su actuar de: “Ayudando, me ayudo”, ha
simbolizado mi inspiración para poder ayudar a otras mujeres tan valiosas como
ella a alcanzar sus sueños.
Al mismo tiempo, desde muy joven, tuve claro que tenía que
competir en un entorno complejo, donde las mujeres tenemos que enfrentarnos a
muchas dificultades y la mejor manera de prepararse era con una sólida
formación. De modo que obtuve mi maestría, diversos títulos en las mejores
universidades como Deusto, Instituto de Empresa, Harvard, London Business
School y mi doctorado en Madrid. Esos años de estudio siempre los he tratado de
compaginar con diversos trabajos que no solo evitaran que fuera una carga para
la familia, sino que me permitieran poder colaborar y devolver a mi madre una
parte –al menos- de lo ella me proporcionó.
Tras mi formación, comencé a desarrollarme profesionalmente y mi
experiencia en distintos campos me permitió conocer a fondo el mundo
empresarial, donde comprendí que el emprendimiento es un concepto que no se
circunscribe a lo laboral, pues emprender es una forma de vivir; mi forma de
vivir desde que tengo uso de razón.
Si de algo puedo presumir, es de haber conocido a lo largo de mi
vida a personas increíbles: profesionales, generosas y proactivas, movidas por
un interés que trasciende el personal. Con esas personas, con esos amigos con
ganas de cambiar el mundo, en el año 2007 creamos MET: una Comunidad que, de
forma desinteresada, quiere ayudar a las mujeres a emprender; donde se hace realidad
la máxima de mi madre: ayudando nos ayudamos todos.
Como imaginaréis, no ha sido fácil llegar hasta aquí, pero sin
duda ha merecido la pena, pues todos y cada uno de los momentos que me ha
tocado vivir me han acercado un paso más a MET: mi sueño, mi destino, mi forma
de vivir.
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